

Españoles, ingleses y franceses se disputaron la plaza en una agitada sucesión de eventos de la cual terminó siendo parte la fundación de Port de Paix en 1665. Con el tiempo, este asentamiento galo justificaría la reclamación del tercio occidental de la Hispaniola para Francia, gracias a una cláusula inserta por Luis XIV en el Tratado de Ryswick de 1697.
Fast-forward al siglo XX. Casi a finales de 1988, la hasta entonces Republica Federal de Alemania puso en marcha las 5 turbinas de la “granja” eólica de “La Tendrie”. Sincronizadas con la central termoeléctrica de Port de Paix, a la cual proveerían de 150KW adicionales de energía, la implantación futurista de estos 5 generadores eólicos abastecerían no solamente las necesidades crecientes de esta pujante ciudad sino también los requerimientos de todos los poblados del litoral hacia el este, hasta llegar a Anse à Foleur.
Hasta aquí es donde se puede hacer la cita mas o menos literal del los varios reportes que proclaman los beneficios del proyecto y su cuota de utopía ansiosa por llevar Haití al desarrollo. Ahora viene su quijotesco final. Ya desde el comienzo, los componentes electrónicos del sistema de control e interfase se revelaron extremadamente sensibles, lo cual resultaba en frecuentes fallas y los consiguientes cortes de suministro eléctrico. Al poco tiempo, el trajín obligado de reparar continuamente el sistema abultaba inesperada e insosteniblemente las cuentas de la empresa estatal de energía eléctrica. Así que sucedió lo que tenía que suceder, con apenas algo más de dos años de funcionamiento la “granja” eólica de “La Tendrie” fue cerrada en 1991. Luego vendrían el golpe militar y la invasión norteamericana para reponer al Presidente Aristide en 1994 y, por supuesto, en medio de las sacudidas políticas, la vandalización de los generadores eólicos.
El epitafio disparatado de los técnicos y expertos esconde sin saberlo parte del avatar de Haití: « il faut retenir qu’il ne suffit que d’un mauvais paramètre dans la définition et dans l’exploitation des centrales éoliennes pour que la pérennité de l’ouvrage soit remise en cause ».
El siglo XXI se vive en Port de Paix con una cadencia adormilada. Cinco mástiles ahora inútiles voltean a mirar ese pasado de piratas allende el Canal de la Tortuga.
Fast-forward al siglo XX. Casi a finales de 1988, la hasta entonces Republica Federal de Alemania puso en marcha las 5 turbinas de la “granja” eólica de “La Tendrie”. Sincronizadas con la central termoeléctrica de Port de Paix, a la cual proveerían de 150KW adicionales de energía, la implantación futurista de estos 5 generadores eólicos abastecerían no solamente las necesidades crecientes de esta pujante ciudad sino también los requerimientos de todos los poblados del litoral hacia el este, hasta llegar a Anse à Foleur.
Hasta aquí es donde se puede hacer la cita mas o menos literal del los varios reportes que proclaman los beneficios del proyecto y su cuota de utopía ansiosa por llevar Haití al desarrollo. Ahora viene su quijotesco final. Ya desde el comienzo, los componentes electrónicos del sistema de control e interfase se revelaron extremadamente sensibles, lo cual resultaba en frecuentes fallas y los consiguientes cortes de suministro eléctrico. Al poco tiempo, el trajín obligado de reparar continuamente el sistema abultaba inesperada e insosteniblemente las cuentas de la empresa estatal de energía eléctrica. Así que sucedió lo que tenía que suceder, con apenas algo más de dos años de funcionamiento la “granja” eólica de “La Tendrie” fue cerrada en 1991. Luego vendrían el golpe militar y la invasión norteamericana para reponer al Presidente Aristide en 1994 y, por supuesto, en medio de las sacudidas políticas, la vandalización de los generadores eólicos.
El epitafio disparatado de los técnicos y expertos esconde sin saberlo parte del avatar de Haití: « il faut retenir qu’il ne suffit que d’un mauvais paramètre dans la définition et dans l’exploitation des centrales éoliennes pour que la pérennité de l’ouvrage soit remise en cause ».
El siglo XXI se vive en Port de Paix con una cadencia adormilada. Cinco mástiles ahora inútiles voltean a mirar ese pasado de piratas allende el Canal de la Tortuga.
1 comentario:
Que alegria que retomes el blog!!!! Lo lei por casualidad.
Prometo escribirte pronto sobre la exposicion de fotos de Haiti, por ahora voy rumbo a Venezuela,
Un abrazo grande.
Publicar un comentario